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Alzar vuelo con la OET

¡Quedan 2 lugares! Eso es lo que decía el correo electrónico. Rápidamente corrí por el pasillo de nuestro instituto y le grité a mi amiga y compañera maestra de biología: “¡Quedan dos lugares! Somos nosotras”. Ya antes habíamos estado en Costa Rica, pero siempre con un grupo grande de estudiantes. ¿Podríamos hacerlo realidad? ¿Viajar sólo nosotras y explorar todo lo que la OET y Costa Rica tenían para ofrecer, sin preocupaciones? ¡Sí! En un torbellino de acontecimientos, nuestro distrito escolar nos concedió 2 semanas de tiempo para hacer el viaje como desarrollo profesional, organizamos diez días de planes para los profesores suplentes, empacamos nuestras maletas y nos fuimos.

Maravillas del bosque tropical seco

Llegamos a Palo Verde al final de un largo día de viaje. Tuvimos una deliciosa comida preparada por gente maravillosa y a la hora de dormir, nos metimos elegantemente en nuestras camas cubiertas con una red contra mosquitos. Todavía me da risa pensar en esto. Ya estábamos viviendo una aventura, ¡y solo era el comienzo! No muchos profesores de biología de primaria pueden despertar con el sonido de los monos aulladores, disfrutar de una caminata en la mañana para escuchar y observar aves y disfrutar de un paseo corto por la carretera desde la estación de investigación para ver una serpiente de cascabel en pleno diciembre. Otro día y una corta caminata más tarde, nos encontramos por encima del follaje a un mono aullador y su cría. Había una ligera niebla de lluvia, un arco iris y vistas del atardecer para toda la vida. Nuestra estancia en Palo Verde fue mágica, pero era momento de seguir.

Jabiru in Palo Verde. Photo: Greg Drawbaugh

Íconos del bosque nuboso

Una parada en un hermoso hotel y dos días más tarde, llegamos a Las Cruces y estaba claro que nuestra gira estaba empezando a desarrollar una temática: las aves. Según dijo Mehmet Murat Ildan: “¡No los humanos, sino los pájaros son a menudo testigos de las mañanas más bellas de este mundo!”. Las mañanas más hermosas se encontraban en la Estación de Investigación de Las Cruces y Jardín Botánico Wilson y los humanos estaban ahí para ello. Viajábamos con ornitófilos brillantes que podían nombrar casi todas las aves por su aparencia o sonido. Vimos cientos de aves y realmente llegamos a conocernos en este increíble lugar. Conocimos al club de ornitología local y compartimos café, vino, queso, historias y caminatas. En una caminata nocturna vimos un pájaro durmiendo. Algo tan sencillo. Claro que los pájaros duermen, pero tuvimos la suerte de presenciarlo.

Nuestra aventura parecía perfecta cuando llegamos a la tierra del resplandeciente quetzal. ¡Qué suerte! De nuevo, nuestro grupo, al igual que las aves que admirábamos, fue testigo de una hermosa madrugada. Nos balanceamos en el lado de una empinada colina en uno de los hábitats más singulares que he visto. Ni siquiera tuvimos que esperar mucho antes de que un quetzal macho y otro hembra aparecieran y se dejaran ver. Estos “íconos del bosque nuboso” no nos decepcionaron.

Los sonidos del bosque lluvioso

Decir que dejamos el paraíso de los quetzales sintiéndonos felices sería quedarse corto. Estábamos llenas de alegría y listas para arribar a La Selva. Es imposible expresar con palabras lo mucho que La Selva tiene para ofrecer.  Hay tantas cosas hermosas que ver ahí. Tanta investigación inteligente y aprendizaje, pero lo que más me llama la atención son los sonidos de La Selva. Los pasos en el puente, la lluvia, la lluvia sobre los tejados metálicos, los monos aulladores, los pecaríes, los pájaros, los insectos. ¡Las ranas! Meterme en la cama por la noche bajo el techo metálico con mosquiteras en las ventanas y escuchar los sonidos de la selva, mirar hacia arriba para ver las estrellas entre los árboles; estos son los recuerdos que me llevo conmigo.

Alguien me dijo una vez que Costa Rica es el lugar donde tu espíritu rejuvenece. Después de viajar con la OET durante 12 días el pasado diciembre es fácil ver lo maravilloso y verdadero que es este sentimiento. Me siento más joven; soy más inteligente. Puedo compartir todo esto con mis estudiantes. Feliz 60 aniversario OET. Gracias por el trabajo que hacen.

Taking flight with OTS
A Message from Beth Braker and George Middendorf for the OTS Community